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La procrastinación
¿Qué es?
Procrastinar significa en palabras sencillas “postergar para mañana”, es la decisión de posponer o postergar alguna tarea que debemos realizar para más adelante.
Y muchas veces ese más adelante no está claro o tampoco se cumple, hasta que la tarea se convierte en urgente o “de último momento”.
¿Qué consecuencias tiene?
Aunque este fenómeno nos puede ocurrir de manera eventual o crónicamente, en todos los casos las consecuencias de procrastinar son negativas para quien lo realiza.
Muchas veces la mente queda “llena de pendientes” y preocupada o simplemente no terminamos de descansar o de disfrutar plenamente cuando procrastinamos. En muchos casos aparecen sentimientos de culpa y auto-reproches.
Las personas que procrastinan tienden a sufrir más estrés y a tener peor estado de ánimo.
¿Por qué procrastinamos y qué puede ayudar a soltar ese comportamiento?
Hay mucha investigación al respecto y muchos autores plantean diversas teorías.
Si lo miramos desde un punto de vista de los grupos procrastinadoras más importantes
- – Existen personalidades que tienden a postergar tareas que son displacenteras, aunque sean necesarias. Por ejemplo: tareas que no disfrutan, que son aburridas o tediosas, o que sienten que no les aportan nada, que no les divierten o que no les ven la importancia de realizarlas, etc. Llenar planillas, hacer trámites burocráticos, hacer ejercicio, ordenar el escritorio, completar formularios, estudiar una materia que no gusta, etc. para muchas personas son tareas de este tipo.
El motivo principal aquí de la procrastinación es la evitación del displacer, es priorizar el placer a corto plazo, evitando la incomodidad o displacer de la tarea necesaria. Es una tendencia natural del ser humano, aunque algunas personalidades se orientan más en este sentido.
Cuando la personalidad valora mucho su libertad, su independencia, su disfrute o comodidad o placer puede experimentar en mayor medida este tipo de procrastinación.
En estos casos la persona experimenta que no tiene ganas o fuerza de voluntad o que “le da pereza” sobre todo “arrancar” con la tarea.
Aquí es útil muchas veces poder encontrar la manera de agregar más placer a la tarea que no gusta o no divierte, por ejemplo
- Ø hacerla junto a alguien que la haga más divertida o llevadera,
- Ø hacerla cuando se encuentra relajada la persona,
- Ø acompañarla con algo rico,
- Ø realizarla en un ambiente agradable o con linda música,
- Ø darse un premio a corto plazo por hacer la tarea, etc.
- – Otras personalidades, por otro lado, tienden a postergar tareas que sienten útiles, que tratan sobre temas que les gustan y que les proporcionan aprendizaje. Aquí se procrastinan tareas que involucran temas de desarrollo personal o de crecimiento, incluso que benefician nuestra felicidad.
Postergar un proyecto de desarrollo personal, posponer estudiar un examen que nos va a permitir recibir un título, escribir un artículo que va a impulsar nuestro trabajo, etc. son ejemplos de este tipo de procrastinación.
Y aquí los factores que intervienen en la causa son un poco diferentes.
Puede aparecer el miedo a fracasar o no sentirme capaz de lograrlo (“aunque lo haga, al final no lo voy a conseguir”) o la impaciencia (“mi proyecto es a largo plazo, aún falta mucho para ver resultados”).
También influyen el perfeccionismo (“no lo voy a poder hacer del todo bien como a mí me gusta”) o la tendencia al análisis excesivo (“si no lo tengo todo estudiado no puedo avanzar”), esta necesidad de querer tener todo planificado o de estar en el ambiente ideal, en la situación ideal, con el tiempo ideal y en el estado de inspiración ideal para realizar la tarea puede ser un enemigo para hacerla.
Personalidades más exigentes, controladoras o perfeccionistas tienen a este tipo de procrastinación y aquí es necesario trabajar temas como la auto-estima o el valor personal, la paciencia, la auto-confianza, la tolerancia al error o al fracaso.
En estos casos de procrastinación pueden resultar útiles algunas estrategias:
- Ø comprometerse con alguien o generar una fecha límite de cumplimiento con consecuencias negativas para otros.
- Ø pedir ayuda a un profesional de apoyo, por ejemplo, un coach o un líder, que le genere compromiso con un plan establecido.
- Ø subdividir la tarea en pequeñas metas menos desafiantes para ir avanzando y ganando confianza al ver resultados.
- – Por último, en otras personalidades ocurre que, ya sea que la tarea sea displacentera o no, aparece la procrastinación porque están agobiadas, cansadas, con tiempo suficiente solo para lo urgente, y nunca para lo importante.
En estos casos muchas veces las personas están dispersas, abarcando muchos temas a la vez y deberían trabajar su foco y evaluación de lo que es prioritario y lo que no.
O puede que sea una personalidad de estilo controlador y está abrumada por no delegar, con lo cual eso puede ser un tema: encontrar en quien delegar parte de su trabajo.
Y también están las personas de estilo complaciente que tienden a no poder decir que “no” fácilmente a los requerimientos de los demás, y por eso el tiempo no les alcanza.
En todos estos casos la estrategia es:
- Ø determinar qué hace que haya una mala organización del tiempo y revisar qué es lo necesario para generar un compromiso con poner en el calendario y respetar el tiempo suficiente para las tareas importantes.
¿Cuáles son las consecuencias de dejar el hábito de procrastinar?
Además del mejor estado de ánimo, el soltar preocupaciones y poder disfrutar más del momento presente, cuando logramos soltar el hábito de procrastinar normalmente nos hemos desarrollado en un aspecto de nuestra personalidad.
Hemos ganado auto-estima, confianza, tolerancia a la frustración, temple o fuerza de voluntad, y en última instancia eso nos convierte en una mejor versión de nosotros/as mismo/as.
“No importa lo lento que vayas mientras no pares”
Confucio
Hasta aquí algunas ideas que podrían ser útiles para soltar este hábito de tu día a día.
Coach Maria de los Ángeles Pardo, MCC.