El enojo o la Ira es una emoción juzgada de manera negativa muchas veces, más por falta de comprensión de esta energía emocional que por otra cosa. Por eso mi intención es invitarte en este artículo a conocer un poco más la invitación de esta emoción y su utilidad cuando es gestionada de manera inteligente.
¿Qué hacemos cuando sentimos enojo?
Como ya hemos comentado en artículos anteriores, sin entrenamiento emocional, los seres humanos, al experimentar nuestras emociones, reaccionamos como reacciona el resto del reino animal.
Eso significa que hacemos tres cosas:
- expresamos lo que sentimos sin ninguna regulación o filtro (parece que atacamos)
- reprimimos con cierto esfuerzo lo que sentimos (es como huir de la emoción) o
- anestesiamos o “encapsulamos” la emoción (sería el equivalente a paralizar esa energía).
Como el enojo es una emoción que nos provee de FUERZA, cuando la expresamos sin regulación se percibe como un ataque que no es efectivo. Y de allí que muchas veces las personas expresan: “ no te enojes, porque el enojo no conduce a nada…”
Comprendiendo la emoción del ENOJO
El enojo es la sensación de frustración que percibimos cuando algo que estábamos esperando (de nosotros mismo/as, de otro/as o de la realidad) no ocurre. Significa que cada vez que estamos enojado/as eso nos indica que nuestras expectativas, aquello que esperábamos, no están presentes en la realidad.
Por ejemplo: esperaba levantarme a las 7 de la mañana el lunes para dar una caminata y eso no ocurre y me enojo conmigo misma. O esperaba que mi colaborador terminara el trabajo a tiempo y no me lo entrega y siento que me molesto con él. O esperaba que mi pareja me escuchara y solamente se preocupa de su trabajo sin tener tiempo de escucharme y eso me enoja.
Y en todas esas situaciones existe una brecha o una distancia entre mis expectativas y la realidad de lo que ocurrió. Esa distancia es equivalente a la energía de enojo que siento. Si yo esperaba algo con mucha expectativa e ilusión y durante mucho tiempo y eso se frustra entonces mi enojo va a ser de gran dimensión. Si esperaba algo con cierta expectativa, pero dudaba si iba realmente a ocurrir, entonces, quizás casi no me molesto cuando no ocurre.
El enojo es la emoción que genera la fuerza interna para hacer lo necesario para que sean posibles nuestras expectativas.
Si mi expectativa es mantenerme segura, cuando alguien me ataca el enojo me da fuerza para defenderme. Si mi expectativa es ganar un partido, el enojo me da fuerza para “dejarlo todo en la cancha”. Si mi expectativa es hacer algo bien, cuando lo hago mal y me enojo eso me da fuerza para intentarlo otra vez y probarme que sí lo puedo hacer bien.
Si los seres humanos no sintiéramos enojo, no iríamos en pos de nuestros objetivos. No invertiríamos fuerza para seguir intentando. Por eso esta emoción se la puede resumir como: Fuerza para construir. Sin embargo, muchas veces se convierte en “Fuerza para destruir”.
El enojo y la regulación de nuestra fuerza
Para eliminar mosquitos de nuestra habitación no es necesario tirar un misil, sólo basta con utilizar un aerosol.
Cuando nuestras expectativas son muy altas, la fuerza que llega en el momento que no se cumplen es difícil de manejar sin entrenamiento.
Por eso una vez que sentimos enojo es importante, si lo queremos usar como fuerza para construir que sepamos regular esa fuerza para usarla en la medida justa. A veces eso significa que debamos esperar unos minutos antes de contestar o frenar nuestro deseo de ataque para evaluar más estratégicamente la forma de usar la fuerza de manera constructiva. Implica mantener conversaciones en un estado de fuerza ideal, conservando la fuerza en la medida justa para mantener diálogos que pueden ser difíciles, que pueden implicar decir “no” o “basta a algo”. Muchas conversaciones de puesta de límites se realizan cuando la persona se permite contactar con la energía de su enojo en la medida adecuada.
Si se anestesia en ese momento, entonces se dejan pasar las cosas sin hacer nada al respecto.
¿Con cuánta fuerza reaccionas cuando te enojas? ¿Qué te ayudaría a regular esa fuerza?
¿Cómo gestionar el enojo de manera inteligente?
1 – Lo primero que es importante hacer a la hora de percibirnos enojado/as en preguntarnos: ¿Qué estaba esperando aquí que no sucedió? A ese paso lo llamamos: clarificación de nuestras expectativas.
2 – En segundo lugar, es vital evaluar nuestras expectativas. Sería el equivalente a preguntarnos: ¿Es realista mi expectativa? Porque puede que esté esperando que mi hija tome la iniciativa de ordenar su cuarto, cuando a ella ni siquiera le importa y solo lo hace cuando se lo pido de manera reiterada. Tener expectativas poco realistas es como “pedirle peras al olmo” y equivale a un camino directo a la frustración.
3 – Si mis expectativas son poco realistas el siguiente paso es hacerlas más realistas o soltarlas.
4 – Si mis expectativas son posibles y realistas, entonces me pregunto: ¿Qué debo hacer ahora, ¿cómo y cuándo para conseguir que mi expectativa se cumpla? ¿Cuál es el mejor uso que debo darle a la fuerza que siento?
Quizás ese enojo como fuerza constructiva me permite poner un límite o clarificar lo que estoy esperando a alguien y de esa manera revisar qué podemos hacer juntos, si le interesa también lograrlo.
Como coaches podemos facilitar este proceso de gestión del enojo y en nuestro curso de Formación en Coaching profesional: Coaching de Alta Performance brindamos el entrenamiento para que eso ocurra.
Si te resultó interesante la gestión del enojo te invito a que realices un pequeño experimento en tu vida y desde allí comiences a entrenarte en el mejor uso de tu fuerza.
Esperando haya sido de utilidad para tu vida, te saludo cordialmente:
Coach María de los Ángeles Pardo.