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10 años de Trascender en primera persona

Trascender cumple 10 años de vida y por eso Magela Pardo, directora del instituto, nos habló de lo que ha sido este largo camino lleno de expectativas, pero al mismo tiempo impredecible.
La vocación de ayudar a la gente en Magela se despertó desde muy temprano. Siendo joven colaboraba con su madre en un merendero y luego esa vocación de ayudar a otros determinó que se recibiera de química farmacéutica, “elaborando medicamentos para ayudar a quienes lo necesitaban”, cuenta. Pero eso no bastó y siguió buscando cómo poder ayudar a que la gente se ayude a sí misma.
Fue entonces que encontró en el Coaching lo que ella llama “la evolución de mi forma de ayudar”. Dice que esa evolución fue “la que propició que quisiera encontrar una manera de darle herramientas a la gente para que sea protagonista”.
Este camino no lo recorrió sola, destaca a quienes han pasado por Trascender pero sobre todo quien es su socio y con quien comenzó el sueño, José Carlos Lione, también director del instituto.
Con el Coaching “mi ambición de querer ayudar estaba reencausada”, expresa Magela y reconoce que el comenzar a practicar Yoga fue “un punto fuerte”.
Previo a 2003 conoció a José Carlos, con quien comenzaría a transitar un largo camino que los llevaría a fundar el Instituto Trascender.
Primero, en 2003 fundaron un centro de entrenamiento integral llamado Alta Performance, un espacio para la meditación y la práctica de Yoga.
Magela recuerda que al terminar las clases de Yoga con sus alumnos, se dio cuenta que “las personas se quedaban conversando conmigo”. Conversaban acerca de qué les estaba pasando, qué tenían que hacer diferente en sus vidas, qué querían conseguir y “eso sucedía con todas las personas, clase tras clase”, señala.
Por eso “comencé a darme cuenta que además de entrar en ese espacio de contacto con uno mismo las personas necesitaban un intercambio con otro, para planificarse, buscando apoyo en otro”, expresa.
La sociedad con José Carlos fue el apoyo en el otro que encontró Magela y el no estar sola “me facilitó darme cuenta que las personas necesitaban conversar”. Por eso sostiene que “ayudar a otros no hubiera sido posible si hubiera estado sola”.
Magela se dio cuenta tenía facilidad de escuchar y conectar con otros, “yo venía de un laboratorio, de estar con fórmulas químicas creando medicamentos para ayudar a alguien”, pero “empecé a darme cuenta que disfrutaba de poder tener ese espacio de conversar con alguien”, expresa.
Por ese entonces el Coaching a Uruguay no había llegado, pero Magela y José Carlos se dieron cuenta que precisaban algo que colaborara con las personas, “algo que fuera el medio para poder avanzar en esa conversación”.
Esta nueva faceta de meditación y retrospección le planteó nuevos desafíos a nivel laboral y fue entonces que su hermana le comentó que en Argentina estaba funcionando muy bien el Coaching para los espacios de trabajo empresarial (hace 17 años).
Así fue que Magela decidió hacer Coaching para poder solucionar ese aspecto que la incomodaba en su trabajo y “realmente la herramienta me ayudó mucho”, reconoce. Agrega que “fue increíble el cambio que tuve a nivel laboral, tomando una actitud protagónica identificando y revirtiendo algunos aspectos que me limitaban”.
El primer contacto de Magela con el Coaching fue ayudarse a ella, mientras que José Carlos entendió que había un “método de entrenamiento para la felicidad” que en el mundo se llamaba Coaching.
Por ese entonces más allá del bien que le había hecho “no tenía ni remota idea de que iba a ser una fuente de trabajo”, dice.
Clase tras clase de Yoga seguía pasando que la gente buscaba hablar con Magela y “me pedía que les enseñe aquello que me había hecho tan bien a mí”. A raíz de ello comenzó con talleres llamados Coaching Evolutivo. Explica que “eran talleres para el desarrollo personal en los que brindaba algunas herramientas” y el resultado fue que “esos talleres tuvieron un éxito enorme”.
Cuando quedó embarazada de su primera hija alguien le propuso que ayudara a mujeres embarazadas y así fue que tuvo si primera clienta de Coaching, una mamá embarazada que su objetivo era tener a su hija por parto natural.
Magela recuerda que “a partir de ahí comencé a trabajar como Coach, aún en transición con mi otra carrera, pero me di cuenta que era lo mío, porque era tanto lo que lo disfrutaba”.
También reconoce que “uno no ve su propio potencial tanto como lo ven otros” y que por eso “no confía”, es entonces que “el Coach es la figura de la persona que siente y sabe que lo que vos querés es posible”, relata Magela.
La gente comenzó a demandar eso que a otros les había hecho tanto bien y reclamaban por qué no se empezaba a transmitir en Uruguay, ya que si bien en Argentina y otras partes del mundo era algo conocido, no todos tenían la posibilidad de viajar para estudiar.
“Por eso en 2010 fundamos Trascender y comenzamos a transmitir esto” dice Magela y recuerda que “los primeros años fueron muy desafiantes”, porque “era un proyecto que se sostenía a pura ganas de ayudar”.
“Este proyecto nació apoyado en el propósito de colaborar para que las personas vivan una mejor vida”, enfatizó.
Haciendo un análisis de esta década de Trascender, Magela dice que siente que “en estos 10 años cumplimos el sueño de colaborar con las personas”.
Cuenta lo impactante de ver a cientos de personas que cuando recibían herramientas y se comprometían consigo salían adelante y cambiaban sus vidas.
“Se empoderaron encontrando qué potencial tenían y que antes no sabían”, explica.
Por eso reconoce emocionada que eso “me da una gran satisfacción, porque siento realmente que encontré cómo ayudar a la gente de la manera que quería”.
Es que no solamente se ayuda a quienes pasan por Trascender sino que el Coaching tiene efecto multiplicador, porque “esto se está expandiendo, porque hay una masa crítica de Coaches profesionales a 10 años de haber comenzado, que siguen expandiendo esto”, dice Magela.
Y asegura que “la profesión de Coach se seguirá expandiendo más allá de Trascender y por eso el compromiso y la responsabilidad es mayor”. Esto los ha llevado a que las carreras que se dictan en Trascender sean auditadas y tengan acreditaciones internacionales para poder dar una base sólida a la profesionalización.
Trascender es el único instituto en Uruguay certificado y auditado por la International Coach Federation (ICF), todos sus integrantes están acreditados por dicha institución, lo que a su vez garantiza una capacitación de calidad y un valor agregado.
El juego de palabras entre el nombre y el paso del tiempo es inevitable, por eso se puede decir que Trascender trascendió. Uno de las maneras de trascender es haber conformado “la Comunidad Trascender”, se trata de un conjunto de personas que han transitado esta experiencia. Son Coaches formados o en proceso de formación que están comprometidos en seguir colaborando a ayudar a las personas a través del Coaching.
Magela celebra la importancia de que haya una comunidad de casi 100 personas comprometidas con esto y señala que “es mucho más que haberle dado herramientas a otros, es haber hecho que florezca en otras personas que también querían ayudar a otros, esa capacidad”. Por eso sostiene que “es más de lo que fue el sueño en sus inicios” y que “sigue más allá de nosotros”.
Trascender a través del Coaching consiguió que las personas tengan herramientas protagónicas para ayudarse y que a su vez las transmitan a otros.
Por eso Magela expresa que Trascender va a seguir nutriéndose de aportes de nuevos Coaches, “porque ya no somos los dos socios fundadores, sino que es una comunidad que se nutre de la colaboración de ciento de personas que quieren lo mismo”.
Estos 10 años de Trascender para sus directores han sido “un punto de encuentro”, que ha nucleado personas con la misma visión de un mundo diferente.
“Donde las personas son protagonistas de su vida, descubriendo y usando el potencial que tienen”, explica Magela.
Pero al mismo tiempo reconoce que “han sido 10 años desafiantes” porque “fue un proyecto que demandó mucha fe, perseverancia y saber manejar las crisis” en donde el Coaching jugó un papel fundamental en ellos mismos. Señala que “saber gestionarnos emocionalmente fue algo muy importante para haber podido transitar este camino”. Porque “si no hubiéramos podido gestionar el miedo, el enojo y a veces las tristezas, no hubiéramos logrado llegar a dónde llegamos”, reconoce la directora del instituto.
“Trascender me hizo evolucionar y me sigue desafiando a creer que el ser humano puede cambiar cuando quiere”, concluye Magela.